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martes

"Transitus" Deborah Nofret

Intervención en la Ermita de San Cristóbal

PEREGRINATIO V edición

del 9 de julio al 15 de septiembre de 2010


domingo

Síntesis del C.V Deborah Nofret

EXPOSICIONES COLECTIVAS

2010. "Peregrinatio", Ermita de San Cristóbal, Sagunto, Valencia.
2009. Itinerante,“ Glamour de Occidente”,algunos Homenajes a Michel Focault. Centre Culturel de Rencontre Fonds Saint-Jaques. Saint Marie, Martinica.
2009. X BIENAL DE LA HABANA colateral“ Glamour de Occidente”,algunos Homenajes a Michel Focault ,Casa Benito Juárez, Ciudad de la Habana,Cuba.
2008. “ Itinerarte”. Galería Club Literario de Oporto,Portugal
2006. "Al filo del Deseo". Galería de Arte Julio Larramendi. Ciudad de La Habana, Cuba.
2006. Artistas de la Galería Intemporel, París. Francia
2005. "Posthumous Choreographies ", Gallery WHITE BOX, New York, Estados Unidos.(catálogo Posthumous Choreographies & Other Optical Labyrinths)
2005. " Unas y Otras", Casa Simón Bolivar, Ciudad Habana, Cuba
2005. "Me han Estremecido un Montón de Mujeres", Sala Majadahonda", Ciudad Habana, Cuba.
2005. Artistas de la Galeria Intemporel, París. Francia
2004. Colección Pablo de La Torriente Brau", Fundación María Escalón de Núñez., San Salvador, El Salvador.
2004. CONTEMPORARY PHOTOGRAPHY. Fraser Gallery, Bethesta,
Washington.
2004. Espejos de Impaciencias, Casa Guayasamín. Ciudad de La Habana, Cuba.
2004. National Fine ART, Lafayette. New York. (Galerie Intemporel,París). -Booth 24.-
2004. " Cuatro Décadas Ante el Espejo", Gran Arco de La Defensa de París, Francia (catálogo)2003. Feria de Arte SCOPE MIAMI, galerías Bourbon-Lally & Laurence Choko, Room 410
2003. "De Aquí y de Allá"–"From Here and to There", FRASER GALLERY , Bethesta, Washington.
2003. VIII Bienal de La Habana. " CORRESPONDENCIAS", Centro Provincial de las ArtesPlásticas, C. de La Habana, Cuba.
2003. VIII Bienal de La Habana. "CONTACTOS", Casa Guayasamín, C. de La Habana, Cuba.
2003. "La vuelta del sargento Pimienta". Galeria Fayad Jamis, Guanabacoa. Ciudad de La Habana.
2003. "El Hombre es la Medida de Todas las Cosas",Galería, Rubén Martínez Villena, UNEAC. C. Habana, Cuba.
2003. Salón Internacional de Arte Digital, Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, C. Habana, Cuba.
2003. V Edición Internacional de "Art. e -mail" MAC 21.Feria Internacional de Arte Contemporáneo, Palacio de ferias y Congresos de Marbella, Costa del Sol, España
2003. Galería Intemporel , París, Francia.
2003. "American Perpetum Mobile", Sala Barradas, Hospitalet, Barcelona, España. (catálogo)
2003."El Violín Descalzo" , Gran Teatro de La Habana, C. Habana, Muestra de Arte Erótico- Danza Contempóranea de Cuba.
2002 IV Salón Internacional de Arte Digital Sala Majadahonda, Centro Pablo de TorrienteBrau, La Habana. Cuba
2002. Retrospectiva de Salones de Arte Digital en Cuba, Galería JuanDavid, Ciudad Habana. Cuba.
2002. IV EdiciónInternacional de "Art. e -mail" MAC 21.Feria Internacional de Arte Contemporáneo, Palacio de ferias y Congresos de Marbella, Costa del Sol, España. (catálogo)2002. "Bricolage", Projects Rooms. Interarte. Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana. Feria de Muestras de Valencia. (Catálogo Bricolage).
2002. "Bettin on the imagination", Puffin Foundation, New Jersey, USA, septimbre-noviembre
2002. "Una fotografía, dos fotografías." Fotografía contemporánea de Cuba (Fototeca de Cuba)Sede: Centro Cultural Casa Vallarta. Feria del Libro de Guadalajara. México.
2002. Proyecto Lloc Lliures. Jávea. (Obra: Artran(s)e Nº16) (catálogoIntervenciones en la Marina).Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana
2002. " Visiones de Lennon." Galería de INFOMED, La Habana, Cuba.
2001.Artistas de la Galería Intemporel. París, Francia2001. Exposición itinerante: Segundo Salón de Arte Digital, Casa Paoli. Puerto Rico.
2001. III Edición Internacional de "Art. e -mail" MAC 21.Feria Internacional de Arte Contemporáneo, Palacio de ferias y Congresos de Marbella, Costa del Sol, España. (catálogo)2001. Salón Internacional de Arte Digital Sala Majadahonda, Centro Pablo de TorrienteBrau, La Habana. Cuba.
2001. Proyecto Internacional "FACINGFACES" -Violencia? BASTA YA!!Museo de Arte e Historia del INBA, Cd. Juárez, Chih,México
2001. "Proyecto De Intercambio ABC- CUBA". Gráfica Contemporánea, Galería Habana. C. Habana. Cuba (catálogo)
2001. Homenaje a Lennon "Todo lo que tu necesitas es amor". Galería, El Reino de este Mundo. Biblioteca Nacional José Martí , C. Habana, Cuba.
2000. Segundo Salón de Arte Digital. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau ,La Habana, Cuba.
2000. Participación en el 1º Premio ARCO- El Mundo. Net ART. Organizadopor la Feria Internacional de Arte y el Diario El Mundo.
1999. Exposición itinerante del Primer Salón de Arte Digital, Universidad del Sagrado Corazón, Santuerce, Puerto Rico.
1999. Primer salón de Arte Digital. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, Cuba.

EXPOSICIONES PERSONALES

2009. “La estrella ausente”. Club Literario de Oporto, Portugal
2007. “Bricolage”. Club Literario de Oporto, Portugal.
2006. "Arritmia" Sociedade Guilherme Cossoul, Lisboa. Portugal.
2006. " Fuera de mi". " Cozinha da Casinha do Pao". Prior Velho. Portugal.
2006." FUERA DE MI". IX BIENAL DE LA HABANA . Casa Alejandro Humboldt. Ciudad de La Habana, Cuba.
2006. " PREFERENCIAS PRESTADAS II", Corsevatorio de Música Cristóbal Halffter. Ponferrada, León, España.
2004. FOTOGRAFÍA Deborah Nofret, FOTOTECA DE CUBA. C. de la Habana.
2003. " PREFERENCIAS PRESTADAS II", Centro Cultural Wifredo Lam, Ciudad de La Habana, Cuba.
2002. " ARTranc (SE)". Galería Factoria del Perro Verde, Madrid, España.
2001. " CIBERIDENTIDADES II". Galería de Arte, Hotel Meliá Varadero, Cuba.
2001. " Nadie es Perfecto"- ATRACCIÓN DIGITAL, (exposición de E.Molto, artista invitada).Centro Cultural del ICAIC, Ciudad de La Habana, Cuba.
2001. "PREFERENCIAS PRESTADAS" , Galeria Intemporel, París, Francia.(Catálogo, L’ Acte de Peindre dans La REALITÉ CUBAINE).2001. "PREFERENCIAS PRESTADAS". Galeria Factoria del Perro Verde, Madrid, España.
2001. "PREFERENCIAS PRESTADAS". Tele Madrid, Programa Nº23 de Uno Más. La otra de tele Madrid.
2000. VII Bienal de La Habana, "PREFERENCIAS PRESTADAS". Casa de la Cultura de Plaza, Ciudad de La Habana, Cuba.
2000. " CIBERIDENTIDADES". Centro de Prensa Internacional; C. Habana,Cuba. (catálogo)2000. "CIBERPINTURAS", Casino Kurssal, San Sebatián; España. (catálogo)
2000. "CIBERPINTURAS", Sala de Audiciones, Conservatorio de Música Cistóbal Halffter, Ponferrada, León, España.
2000. "CIBERPINTURAS", Galería Carmelo González, C. De la Habana, Cuba. (catálogo)

martes

Fotograma del Vídeo "Fuera de mi".


Fuera de mí…



Interacciones y reclamos en la obra de Deborah Nofret.

Llega un momento en el que no podemos (enmascarar, atenuar) controlar el dolor, "la certeza, ya casi irrepresentable e indecible, de que se está, pero que ese estar es un estadio de arrojo permanente, una cuestión de incertidumbre, de angustia y desasosiego". Todo comienza a dolerte: "El sentimiento de culpa, el remordimiento, todo comienza a apoderarse de ti, sientes una tremenda explosión interior y todo, absolutamente todo comienza a dolerte". Se hace, necesario, entonces, trasmitir, expresar ese dolor, en una suerte de "exorcismo" liberador. La angustia aflora, irrumpe en un estallido, una explosión que rompe, atraviesa y fragmenta. Las sensaciones se agolpan, los recuerdos, las dudas, la desolación, de un modo en el que se vehicula también la "apertura hacia la libertad entendida como conformación de viabilidad".
En Fuera de mí, la angustia "latente", el dolor "contenido" (de trabajos anteriores), estallan violenta, avasalladoramente. El propio vídeo es como una pregunta, un cuestionamiento incesante, formando parte de ese proceso de búsqueda, de indagaciones constantes, inherente al individuo, esa necesidad (obligada, imperiosa) de buscar otro(s) caminos. El ahogo, la incertidumbre es agonía "existencial" y "creativa", intento de romper con nuestros propios límites, una especie de duelo, de insatisfacción, de reclamo arremete con fuerza contra la imagen, impactan en la retina, hieren y se adentran de modo directo, desconcertante. Deborah Nofret ya no puede volver atrás (rompe sus propias ataduras) y deja que sus manos, su rostro expresen libremente, protagoniza esa fuga abismal ("locura de lo propio"), abierta e irremediable, transgrede todos los espacios y todos los tiempos, viaja hacia el último camuflaje posible. Los pensamientos se agolpan, ideas, recuerdos y presentimientos se dan cita en este espacio, que deviene un singular desafío, un reto no sólo hacia el mundo (hacia el poder y lo establecido cómo órdenes inamovibles), sino hacia el interior del sujeto, los propios dilemas y contradicciones de la subjetividad.
Intensas modulaciones de su imagen, del rostro, la mirada, brazos y manos que se agitan palpando los espacios, deshaciendo contornos en dibujos que conforman un paisaje agónico, vertiginoso, en continuo movimiento, se enfrentan a la irrupción de imágenes estáticas, "nítidas", como expresión de esas contradicciones del "yo", de esas complejas oscilaciones "entre lo interno y lo externo sin que sea enseguida posible alcanzar un punto de equilibrio. Una doble mirada como ha sugerido Derrida, divergente, estrábica: Un juego incesante de aquí y allá tal como Freud intuyó primero. Dentro de nosotros y fuera de nosotros, presencia y ausencia: paradoja de una intermitencia a salvaguardar". Obsesivas apariciones que se oponen y complementan, que interactúan, otorgando nuevas fuerzas al discurso, abriendo necesarios intersticios de comunicación, como parte de este juego de transformaciones característico de su obra, que va, del expresionismo altisonante a un estado de calma alucinada, de fluidez hedonista.
Deborah pareciera alertarnos sobre la necesidad de "estar en vilo, de aceptar este riesgo para evitar el peligro de quedar encerrados en nuestro interior o de quedar extrañados, tapiados en el exterior de nosotros mismos, en frente de una misma prisión. Testigo de los límites entre el "yo" y el mundo (de la fragilidad de nuestros límites), de la distinción espacial entre lo interior y lo exterior, entre lo psicológico y lo antropológico, entre el sujeto y la sociedad, experimenta la milagrosa experiencia de ser mediador de fuerzas apenas vislumbradas, ajenas a la voluntad de todos los planes, como parte de sensaciones aún desconocidas, de evoluciones por siempre impredecibles. El discurso cobra nuevas dimensiones, como si quisiera afianzar el hilo de una incertidumbre primera, ese umbral de indeterminación al que hay que volver, como si quisiera empezar una y otra vez desde cero, partiendo, al mismo tiempo, de aspectos reflejados en etapas anteriores: el complejo diseño de las identidades, las relaciones de "otredad"; el trabajo con términos "prestados", esos trozos inconexos de vida imbricados en el gran mosaico de la existencia cotidiana; posturas críticas frente a la incomunicación en una sociedad tecnológica, hipercomunicada o reflexiones de orden antropológico, social y político.
El rostro, la mirada, expresiones y gestos se dirigen directamente a cada uno de nosotros. Desesperación, asfixia frente al mundo, frente al "otro", frente a los límites (propios y ajenos). Un llamado, enfático y urgente, intenso y ahogado en gritos y frases que no escuchamos: Un "ruidoso silencio" que posibilita la inclusión de reclamos, múltiples, infinitos, que amplía los márgenes de ese desacomodo psicológico (que distingue al cuerpo posmoderno) y que implica la invocación de todas aquellas experiencias, recuerdos, pensamientos que habían permanecido ocultos tras las trincheras de la normalidad. De este modo, se abre una posibilidad, que parte de asumir el propio sentimiento de incapacidad, de agotamiento, insensibilidad y esterilidad en los tiempos que vivimos y desde ahí promover un llamado, una voluntad de acción, un intento por abrirse al mundo o al menos denunciar esta "normalidad" hecha de barreras, ante la que quizás podríamos apostar contra nosotros mismos, abrirnos paso a la locura y arriesgar: "En este ejercicio que es finalmente una pendiente, el "yo" no puede si no retraerse o debilitarse. Locura es esa pérdida de sí por abrirse al mundo. ¿Pero hay otro camino para hacerlo?".
La artista parte de su imagen, al tiempo que se desprende de ella, pierde la propia identidad, para conservar ese "nomadismo perpetuo", como expresión de la "escena siempre provisional y transitoria, que refleja nuestro tiempo sin clausura, sin identidad fija, errante, sin rostro". Trasvestirse, multiplicarse, desdoblarse, desnudarse, ocultarse… La disolución del cuerpo y sus mutaciones deviene interface de conexiones diversas, múltiples. El rostro y el cuerpo como centro, lugar donde acontecen procesos, intercambios, manipulación de referentes o conjunto de reclamos con respecto al mundo que nos rodea. Como tema y significante, como envoltura de la conciencia, como desarrollo de la identidad (testigo, de los límites entre el "yo" y el mundo). El cuerpo entendido como un site, un lugar nada neutral, ni pasivo, sino más bien obsesivo en el que convergen y se proyectan a la vez discursos críticos y prácticas artísticas que nos llevan a hablar de la experiencia individual pero también de un cuerpo social, de un cuerpo rasgado y exhibido como un espectáculo, de un cuerpo político, abierto a la esfera pública de la experiencia.
Ya en momentos anteriores, su rostro, su cuerpo (o algún otro fragmento de su anatomía) habían servido de materia prima: "reproduciéndose en múltiples representaciones manipuladas, integrándose a un profuso entretejido de texturas, diluido en infinitas mediatizaciones de la mágica pantalla" (Ciberidentidades, 2000); "rastreando historias perdidas entre pueblos, atrapada en la arqueología de su espíritu más allá de las acostumbradas expresiones de transculturación afro-antillana" (2002); insistentemente tatuados con códigos de barras, mensajes de texto, teléfonos fantasmáticos profundamente implicada en esa imagen procesual desde una apelación a los rituales (Preferencias Prestadas,(2000-2002); o entregado al rejuego iconográfico basado en la historia del arte (Penitencias, 2003) y a la imborrable secuencia de artistas mujeres representando el cuerpo femenino.
La artista se crea a sí misma, incesantemente, en ese proceso de indagaciones múltiples que comienzan, por cuestionarse a sí misma. Como en las fotografías de Cindy Sherman), utiliza el arte, no para revelar el verdadero "yo", sino para evidenciar como es una construcción compleja, imaginaria y ambigua: "agonía del yo", reconstrucción de la identidad (de los roles y estereotipos femeninos) y su plasmación en el caos: "Un yo que ha estallado en diez mil pedazos y jamás se podrá volver a reconstruir de un modo coherente". De ahí este devenir continuo del cuerpo, del rostro de contornos fragmentados, de superficies y perfiles quebrados, que desaparece, absorbido diseminado, extraviado..., frente a su imagen "nítida", hedonista, "atrapada" en texturas, telas y ropajes, entresijos semánticos y un conjunto de símbolos, luces y sombras, el blanco y el negro. Composiciones donde diversos encuadres, la figura y actitudes de la artista se repiten, insistentes, componiendo una extraordinaria variación de collages (mezcla de figuraciones y abstracciones recreaciones "post-pictóricas"), repeticiones de imágenes o fragmentos, dentro de "este repertorio crecido con tradiciones plásticas recientes -del arte óptico a la imaginería psicodélica- en una suerte de zona cultural "retro" y "post".

El retoque digital y la manipulación infográfica, máximos exponentes de esta representación modificada del cuerpo, erosionan cualquier atisbo de certeza y verdad, bajo esta imagen del cuerpo que ahora ya no se refleja ni reproduce, sino que por el contrario se desvirtúa. El primer plano, el desenfoque, métodos que implican en sí mismos una suerte de transformación en la representación, logran abrir la intensidad de una línea de fuga, de retorno a lo desconocido, liberando a la vida (y la creación) de las coagulaciones que la cercan: "En esa senda el artista evoca siempre la polvareda y el estruendo del combate, de alguien que se aventura fuera de lo reconocible y seguro. Se trata de una violencia que se ejerce, para empezar, sobre sí mismo, sometiendo la propia identidad a un rodeo salvaje para, desde el desierto, realizar una y otra vez la escandalosa elección de una existencia singular que carece de equivalencia".

El rostro, cabellera, manos (esposadas, recubiertas, extendidas), se convierten en manchas, formas, trazos que afianzan y transgreden los límites, bajo "esa extraordinaria locura generalizada, en la cual la frontera entre lo interno y lo externo es un viejo muro que el tiempo no envejece, sino que más bien parece robustecer". Como acertadamente señala Pier Aldo Rovati: "La discreta locura que necesitamos es, por tanto la que nos permite ver (más que sentir) este muro, y quizá llamarlo con su propio nombre. Y luego atrevernos a dar un paso fuera de la norma". Mensaje de liberación necesaria, de espacio para el ser y la forma, de irreverencia para la conducta y disfrute de los sentidos, la obra de Deborah Nofret, persiste en esa actitud "desobediente", en ese proceso de indagaciones, de cuestionamiento incesante, que lleva a "poner en entredicho la realidad", que permite a la vida de cada uno de nosotros abrirse hacia algo.

Wendy Navarro Fernández.
Barcelona, Junio 2005


(Publicado en el catálogo Posthumous Choreographies)
Selección Metoikesis

viernes

VIII Bienal de La Habana. Centro de Arte y Desarrollo de las artes visuales



De la subversión a la penitencia, y viceversa…
"Divino sacramento" en el umbral del tercer milenio”.

En la sociedad actual, "el otro a falta de una prueba comprensible de su identidad, se convence de que no tiene más remedio que integrarse o desaparecer. Ello hace que el arte se convierta en una metodología para recuperar el poder de la auto-representación y la representación del significado (forma)". Trasvestirse, multiplicarse, desdoblarse, desnudarse… La disolución del cuerpo y sus mutaciones deviene interface de conexiones diversas, múltiples. El rostro y el cuerpo como centro, lugar donde acontecen procesos, intercambios, manipulación de referentes o conjunto de reclamos con respecto al mundo que nos rodea. Continuo ensayo sobre el retrato (autorretrato) y las identidades, la obra de Deborah Nofret, establece un juego de transformaciones que va del expresionismo altisonante a un estado de calma alucinada, de fluidez hedonista.
En "estado de penitencia", la artista parte de su imagen, al tiempo que se desprende de ella, pierde la propia identidad, para conservar ese "nomadismo perpetuo", como expresión de la "escena siempre provisional y transitoria, que refleja nuestro tiempo sin clausura, sin identidad fija, errante, sin rostro". Si en momentos anteriores, su rostro, su cuerpo (o algún otro fragmento de su anatomía) habían servido de materia prima "reproduciéndose en múltiples representaciones manipuladas, integrándose a un profuso entretejido de texturas, diluido en infinitas mediatizaciones de la mágica pantalla" (Ciberidentidades, 2000); habían "rastreado historias perdidas entre pueblos, atrapada en la arqueología de su espíritu, más allá de las acostumbradas expresiones de transculturación afro-antillana" (2002); o habían aparecido insistentemente tatuados con códigos de barras, mensajes de texto, teléfonos fantásmáticos, profundamente implicada en esa imagen procesual desde una apelación a los rituales (Preferencias prestadas, 2003); ahora, siguiendo esa especie de obsesión autorreferencial y la expresión de sus más íntimas inquietudes y contradicciones, ensaya el "poder de perdonar los pecados". Una especie de "redención", de oportunidad al cambio y la esperanza que considera necesaria, en los tiempos que vivimos.
La maja, encadenada, inmóvil, extiende su mirada, sus manos esposadas, ofrece su cuerpo y la sensualidad de sus formas, invitando a la liberación de ataduras. El discurso (plasticidad de la imagen) depurado, sutil, cobra nuevas dimensiones, como si quisiera afianzar el hilo de una incertidumbre primera, ese umbral de indeterminación al que hay que volver. Como si quisiera empezar una y otra vez desde cero, partiendo, al mismo tiempo, de aspectos reflejados en etapas anteriores: el complejo diseño de las identidades, las relaciones de "otredad"; el trabajo con términos "prestados", esos trozos inconexos de vida imbricados en el gran mosaico de la existencia cotidiana; posturas críticas frente a la incomunicación en una sociedad tecnológica, hipercomunicada; reflexiones de orden antropológico, social y político, (cuando su rostro se convertía en la mujer afgana o cuando sus mensajes se impregnaban de referentes de la tradición afrocubana).

De las atractivas imágenes de radiantes colores y el llamativo "sortilegio de sus performances cibernéticos", pasa (en su peculiar Penitencia) al blanco y el negro, a la seducción de los tonos sepia, las gradaciones de grises, la magia de luces y sombras, y al rejuego iconográfico basado en la historia del arte (la Maja de Goya, la imborrable secuencia de artistas mujeres representando el cuerpo femenino). La figura y actitudes de la maja, se repiten, insistentes, componiendo en ocasiones una extraordinaria variación de collages (mezcla de figuraciones y abstracciones, recreaciones "post-pictóricas"), repeticiones de imágenes o fragmentos, dentro de "este repertorio crecido con tradiciones plásticas recientes -del arte óptico a la imaginería psicodélica- en una suerte de zona cultural "retro" y "post".
La utilización del cuerpo y el instrumental cibernético (digital) para realizar una expansión de lo fotográfico (como parte de esos territorios "contaminados", estética de la hibridación, que articula lo fotográfico, lo pictórico, lo instalativo o performático) y componer un inmenso fresco que corresponde al (fragmentario) retrato colectivo de una época posthistórica; persiste en la actitud "desobediente", en ese proceso de indagaciones, de cuestionamiento incesante instintivo, que, necesariamente, le lleva a "poner en entredicho la realidad". Penitencia ante el mundo, ante la pérdida de nociones éticas, en un momento en que las llamadas estructuras de poder (políticas, mercantiles) implantan dinámicas de arbitrariedad, de guerra, neocoloniales, cuando prolifera la sinrazón, el descalabro, fenómenos como la "banalización de la política", la "trivialización de la violencia"…. En actitud yacente, esposada (especie de "vía crucis", como "cristo en la cruz"), símbolo de las dolencias del mundo, encarnación de "pecados cometidos", (propios y ajenos), representa (protagoniza) los "actos del penitente": Examen de conciencia, (contrición: dolor del alma y detestación del pecado cometido). Propósito de Enmienda. Confesión. Absolución. Satisfacción.
Penitencia, también, como (castigo, reprimenda), expresión de ataduras y mecanismos de represión, de control, de poder. Desde niños somos dirigidos por sistemas establecidos de control y censura. Prejuicios, controles de la conducta, nos obligan a transitar por terrenos de lo "habitualmente correcto", lo "normal", lo "permitido". Manos, torsos, pies, encadenados, atados (impotencia, quietud, retroceso), hablan de "la dificultad de "ser", de expresar las propias capacidades como gran reto que ha de enfrentar el ser humano en el umbral del tercer milenio". Gigantescos rosarios, cadenas que impiden avanzar, que pesan sobre las manos y la espalda, como reflejo (a su vez) de los propios límites que se impone, en ocasiones, el ser humano, incapaz de ver más allá de lo establecido, impregnado de miedos, debilidades y temores, incapaz de proponerse (o al menos intentar) alcanzar sus propios sueños. Crisis del hombre y la sociedad contemporáneas (que incluyen el mundo del arte).
El arte implica una subversión de valores, un "pecado continuo", un salirse de las normas, una desobediencia, un estado de penitencia (y satisfacción) permanente, abierto e ilimitado, fértil e infinito, en la renovación de sus energías y sus fuerzas. La imagen (penitente) de la artista, conlleva una actitud de entrega, de compromiso, de fe: devoción sentida y definitiva a la creación. Maja/virgen esposada y penitente, idílica devota en su religiosidad, de mirada lejana, inaccesible, y a la vez provocativa, terrenal y lasciva, demoníaca, aparece envuelta en texturas visuales, entresijos semánticos, laberínticos relatos, que refuerzan y ocultan su desnudez, que acentúan la seducción como "transgresión de lo prohibido", la invitación a la reforma continua de ideas y sensaciones. Caer en la "tentación" es un hecho, entonces, inevitable.
De la subversión a la penitencia y viceversa, (del pecado al castigo, a la redención), la obra de Deborah Nofret se adentra (desde una sutileza cada vez mayor), en los umbrales de lo sublime y nos ofrece, como nunca, un espectáculo, un mensaje de liberación necesaria, de espacio para el ser y la forma, de irreverencia (saludable) para la conducta y disfrute de los sentidos. El rostro se levanta, expresando un dolor contenido, una angustia latente, intensa, tras el efecto hipnótico de un hedonismo inquietante. Canto a la libertad frente a la opresión, a la paz frente a la violencia, a la acción frente a la inercia, la resignación, el conformismo, deja que los pensamientos fluyan desde esa condición de ritual, casi chamánica… Mar, arena, océano de manos esposadas, abre el camino, hacia un mundo de posibilidades, en una "invitación a la revuelta", a la rebelión -liberación individual y colectiva-, al renacer espiritual del individuo: "Divino sacramento" en el umbral del tercer milenio.

Wendy Navarro Fernández.
Barcelona, 2004.



Revista Atlántica de las artes, 2004





domingo

VII BIENAL DE LA HABANA

"Preferencias Prestadas"

Casa de la Cultura de Plaza




Foto Cortesía de LatinArt.com





Yolanda Wood. Enero 2001.

Artistas y críticos de distintos continentes se reunieron en ocasión de la 7ª. Bienal de La Habana para reflexionar sobre el tema de la comunicación. Numerosas obras postularon diversas aproximaciones al problema de las cercanías y las distancias de un nosotros colectivo, y lo que me pareció más interesante el de un nosotros individual, el de uno consigo mismo. Se trata de un tema que presupone siempre un espacio mediador entre un emisor y un receptor, y la trayectoria de un mensaje desde un aquí y un allá. Esos espacios y esas trayectorias parecen estar ocupadas ―cada vez más― por los medios y las nuevas tecnologías.
La obra de Deborah Nofret, participante en una de las exposiciones colaterales más importantes de la Bienal situada en el edificio de la Casa de la Cultura de Plaza, no era ajena al problema planteado. Allí desplegó sus 140 piezas integradas en un mural de 18 metros cuadrados, todas realizadas con impresiones en láser. Impactaban al espectador las múltiples evocaciones de realidades mezcladas por el sabio efecto de la manipulación. Con esta pieza cerraba un ciclo expositivo de presentaciones habaneras ―muy fructífero― durante el año 2000 con sus muestras individuales: Ciberpinturas y Ciberidentidades y su participación en el Segundo Salón de Arte Digital del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.
Sin embargo, aunque Deborah había mantenido un rasgo común en todas sus obras con el uso de los medios computarizados como instrumentos esenciales en el proceso de creación, el mural presentado en ocasión de la Bienal introducía novedades importantes en relación con piezas anteriores vistas en el circuito habanero. En aquellas la fotografía había sido un soporte fundamental para establecer el diálogo interactivo con la realidad y los medios técnicos automatizados. Por otra parte, el uso de su cuerpo como referente fotográfico le suministraba a las piezas además de un dato de auto- referencialidad , otras posibles implicaciones genéricas.
En su mural titulado "Preferencias prestadas", empleaba otras modalidades del arte digital en las cuales la propia artista actuaba como interface de un sistema de conexiones múltiples, empleado como método de interacción y comunicación a escala del ciberespacio virtual de los sistemas automatizados. En cada pieza, y entre todas ellas, se estructuraban realidades-aparenciales con códigos de alta sensorialidad visual.
Una experiencia plástica de este tipo se introducía de manera orgánica en las preocupaciones temáticas de La Bienal con una propuesta basada en el uso de recursos no tradicionales. El montaje que estructura las composiciones provocaba sueños de futuridad por la mutabilidad de lo real y los efectos combinatorios superpuestos cargados de un profundo simbolismo. El título despeja todas las incógnitas. El préstamo estaba en la base de las preferencias: el llevar de un lugar a otro, el traslado inusitado. Pensado in extenso, susceptibles transferencia de versiones gráficas e icónicas procedentes de diferentes sitios visitados a través de Internet. La autora, como huésped informático en la telaraña de esas múltiples conexiones, se apropia y restituye fragmentos de archivos en el intenso tráfico de las redes globales de información para componer e integrar un discurso de infinitas sugerencias comunicativas.
El uso de programas gráficos y los comandos del teclado hacen posible todo ese despliegue de posibilidades visuales en las que vibra una suerte de pulcritud electrónica con un uso muy enigmático de la luz y el color. La capacidad inusitada de la gama de tonalidades, brillos y texturas se combinan en una libertad que estimula profundamente los sentidos. El relato visual de las 140 piezas incluida en este mural "Preferencias prestadas", introduce un elemento de sumo interés en el carácter "pictórico" de las superficies que hacían a los espectadores detenerse en busca de satisfacer inquietudes o encontrar respuestas a sus propias indagaciones.
Se trata de un arte al que no se puede ser indiferente. Que impone con su nueva visualidad, un observador avisado. Que distancia la obra de los procedimientos aceptados por el tiempo y la tradición, para abrirse hacia las dimensiones de lo inusitado en la empresa infinita que significa el mundo de la ínter navegación. Es sin duda una alternativa y una posibilidad. En esta obra Deborah actúa como una interface para explorar el ámbito de las interconexiones. Logra en ese sentido enlaces semánticos de gran interés. Se diría que imágenes híbridas donde se atraen y se repelen las similitudes y las diferencias. Ese es quizás el aporte mayor de esta experiencia de navegación Web que no está exenta de posibles naufragios.
Con originalidad y dominio técnico la artista sortea los peligros de esta aventura. En esta fecha, creíamos los más imaginativos que los platillos voladores sustituirían los automóviles y que el espacio sideral habría sido ya conquistado y el turismo instaurado para viajar a Júpiter o a Marte. Al inicio de un nuevo milenio vale contentarse con el espacio cibernético, lugar imaginario en el que coexisten los hombres y las computadoras. El arte no escapa a esa metáfora de fantasía. Es precisamente de esa comunidad electrónica de la que se sirve Deborah para imprimirle a lo que hace un sello de contemporaneidad. Pero su obra es más que eso, porque la artista usa sus herramientas en función del desafío y transita por esas nuevas avenidas buscando la comunicación necesaria entre lo individual y lo colectivo, entre los hombres y las culturas .